Las realidades complejas
no pueden reducirse a un ingenioso titular en forma de twit. Para
emprender una transformación profunda de nuestro mundo, para iniciar una
auténtica Revolución que lo cambie todo y nos lleve a una
realidad mejor, deberemos descender hasta las profundidades de nuestra psique,
hasta la sala de máquinas, donde están en marcha todos los mecanismos que
determinan nuestras acciones y movimientos. Nadie nos salvará desde un púlpito
con brillantes proclamas y promesas de una sociedad más justa y equitativa. Nadie
nos salvará sólo contándonos la supuesta verdad, ni desvelando los más
oscuros secretos de los poderes en la sombra. La información y la verdad ya no
tienen importancia, porque nuestros mecanismos de
respuesta están averiados. No hay revolución posible sin una
transformación profunda de nuestra psique a nivel individual. Porque nuestra
mente está programada por el Sistema. Y por lo tanto, para cambiar ese Sistema
que nos aprisiona, antes debemos desinstalarlo de nuestra mente.
El bombardeo incesante de información al que
estamos sometidos acaba desembocando en una fragmentación de nuestra energía
emocional y por ello acabamos ofreciendo una respuesta superficial o
nula. Una respuesta que en momentos como el que vivimos, intuimos debería ser
mucho más contundente y que sin embargo, no llegamos a generar porque carecemos
de energía suficiente para hacerlo (al estar desfragmentada emocionalmente). Cada
vez nos cuesta más dedicar tiempo a leer un artículo largo cargado de
información estructurada y razonada. Exigimos que sea más resumido, más rápido,
que se lea en una sola línea y que se ingiera como una pastilla y no como un
ágape decente. Nuestro cerebro se ha convertido en un drogadicto de la
información rápida, en un yonqui ávido de contínuos chutes de datos que
ingerir, a poder ser pensados y analizados por cualquier otro cerebro, para no
tener que hacer el esfuerzo de fabricarnos una compleja y contradictoria
opinión propia. Porque odiamos la duda, pues nos obliga a pensar. Ya no
queremos hacernos preguntas. Solo queremos respuestas rápidas y fáciles.
En más de una ocasión me han llegado a decir “es
que escribes mucho y largo” o “cuantas preguntas me haces, que agobio”. Comprendo
que para una mente saturada de información y acostumbrada a información rápida
no pueda soportarlo. Sin embargo, es una de las formas de salir de esta
adicción que tiene a tantos y tantos seres ABORREGADOS.
Excelente post que os recomiendo leer hasta el final:
No hay comentarios:
Publicar un comentario