Somos seres multidimensionales
con diferentes yoes en cada una de nuestras dimensiones. Algunos terapeutas
distinguen los yoes en densidades energéticas más densas (el cuerpo, las
emociones) con los yoes en niveles más sutiles como yoes evolucionados. Cada “yo”
es todo un mundo determinado por las características genéticas, sociales,
culturales, transgeneracionales,… y dependiendo en qué nivel energético “vibre”
la información varía. Así que conocerse a uno mismo es una tarea infinita. En estados
avanzados de consciencia podemos decir que somos Inteligencia, Amor, Energía, Luz y
que estamos aquí para experimentar la Infinitud, la Inmortalidad y la
Impermanencia. Pero no podemos olvidarnos que esta experimentación la hacemos a
través de estados de energía más densos que llamamos emociones, a través de un
cuerpo físico repleto de músculos, huesos, nervios, sangre, neuronas…, que reacciona
de una manera determinada a cada estímulo provocado. De ahí la frase de unir
Cielo con Tierra.
Para llegar al Ser podemos tirar
del hilo de la reacción del cuerpo hacia un estímulo, de una emoción concreta o
de un pensamiento determinado. Así que olvidarnos de ellos, de la manera que
sea, nos interrumpe el flujo hacia esa experimentación. Acallar la mente para
escuchar al corazón pero no acallarla para no escucharla. Habría menos “locos”.